sábado, 15 de septiembre de 2007

Julia


Aunque la foto mostrada es de nuestro reciente viaje a Machu Pichu (tomada por uno de nuestros compañeros de viaje), lo que narro a continuación, ocurrió en Diciembre de 2003.
Mi esposa, Julia, visitaba un grupo de oración en la casa de una muy querida amiga nuestra. Para la navidad de ese año, nuestra amiga, directora del grupo, pidió a cada uno de los esposos de los miembros que escribiera una carta a su esposa, la que como un regalo sorpresa se leería en la última reunión del mes, la semana previa a la navidad. La hice y se la envié.
Esa carta la guardé y por alguna razón no he querido perderla.

Ahora, con la creación de este blog, he comenzado a postear fotos, dándolas a conocer por primera vez, lo que en los años que tengo practicando la fotografía no había hecho. Encuentro esta actividad muy interesante porque me permite mostrar a mis amigos, relacionados y a todo aquel que visite el blog lo que he estado haciendo en esta área en los últimos años de mi vida.
Pensando en esto, se me ocurrió publicar la carta que en aquel momento hice para Julia y la muestro a continuación.


YO, Enrique, te quiero a ti, Julia, como esposa y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, …… por todos los días de mi vida. Nos lo repetimos mutuamente y con esta promesa dimos inicio a nuestro matrimonio, en el que juramos amarnos, respetarnos, protegernos hasta que la muerte nos separe.

Como hombre y mujer, somos diferentes en muchos aspectos, más, desde el principio de nuestro matrimonio siempre hemos actuado como uno, fruto de nuestra concepción cristiana del matrimonio y de tu marcado interés en el dialogo antes de tomar cada una de las decisiones que han dado valor a nuestras vidas: mi comportamiento, tu trabajo, mi independencia laboral, nuestros hijos, su educación, nuestra fe. ¡Qué fácil ha sido mi vida junto a ti!.

En la educación de nuestros hijos, siempre compartida, has tenido una participación preponderante. Un interés marcado en su preparación para enfrentar la vida. Su preparación intelectual, crecimiento de su fe en Dios, en fin, todo aquello que puede producir hombres y mujeres responsables, dignos de pertenecer a nuestra sociedad y nuestra comunidad cristiana.

Siempre está presente en mi aquella frase que hace largo tiempo me dijiste y que tantas veces te escuchamos repetir: “ Si no puedes hablar bien de una persona, mejor no digas nada “. Cuánta nobleza en esta expresión, reflejo de tu actitud ante los demás. Nunca te he observado violar este principio tuyo por lo que cada día te admiro más. Eres consecuente con lo que predicas, lo que hace que tus advertencias y señalamientos sean escuchados por todos en nuestro hogar con la mejor atención.

Nuestras relaciones de hogar siempre han sido maravillosas, mas, doy fe de que al acercarte mas a la iglesia, a tu Grupo de Oración que tienes los Lunes y La Creación del que diriges por mas de 14 años, ha habido un cambio sustancial. La introducción de La palabra de Dios de una manera tan viva, tan aplicada a nuestros actos ordinarios de cada día, ha originado cambios notables en mi vida que hasta he llegado a tener un genuino interés por los actos de nuestra comunidad cristiana en la que participamos juntos.

Admiro tu entrega a los distintos apostolados a los que te dedicas. Noto el amor y el respeto con que lo haces y me pregunto si tendría yo el coraje y la voluntad para hacer semejantes obras. Creo que no. Hay que ser alguien especial y tú eres especial.

En nuestro núcleo familiar siempre nos has demostrado amor a todos. A partir de la introducción real de Dios en nuestras vidas noté que la comprensión y el interés tuyo en todos y en mi en particular aumentó notoriamente. Mis cosas te han interesado de una forma especial. Lo reconozco y te doy las gracias. Poco a poco me he ido contagiando y no sé cómo viviría sin ti a mi lado.

Esposa mía, cuánto valoro tu entrega en aquellos momentos en que más te he necesitado. Aquellos en que no podía dialogar contigo producto de las condiciones de salud en que me encontraba y sin conciencia para ayudarte a decidir como tantas veces lo hicimos juntos. Con la certeza y el amor con que actúa todo aquel que tiene fe y a Dios en su Corazón, tomaste decisiones que fueron las más acertadas. Producto de ellas, estoy aquí, compartiendo con nuestra familia, disfrutando cada día de vida que el Señor me regala.

¡Qué momentos más difíciles vivimos!. ¿Te acuerdas cuando una tarde un sacerdote fue y me ungió con la Extremaunción?. Me puse triste y hasta sentí algo de temor porque desde niño siempre había escuchado que ese sacramento se lo administraban a las personas que estaban muriendo y yo me sentía con deseos de vivir. No quería morir. Tenía muchos planes inconclusos. Tú y mis hijos me necesitaban. Me explicaste que era el sacramento de los enfermos. Te creí.

Recuerdo cuando el médico nos comunicó la imposibilidad de que me desconectaran de las máquinas a que estaba conectado. Cuando nos enteramos de que mi sola esperanza de vida era un trasplante de Corazón. ¡Fue terrible!. Enmudecimos. No se de donde sacaste fuerzas para llenar mi espíritu de esperanzas y deseos de vivir. Pero lo lograste y en lo adelante nunca hubo mas debilidades. ¡Cuánto aumentaron mi fe estos episodios!. Gracias señor por haberla puesto en mi camino y permitirme sea mi esposa.

Siempre estuviste a mi lado orando, dándome ánimo, amor y comunicándome tu fe y tu esperanza en el Milagro que pedíamos a Dios y que él nos concedió. Eres muy noble y muy buena, el Señor no quería verte sufrir.

Me pidieron que escribiera algo para ti. Tú sabes lo corto que soy para estas cosas, más sabiendo que lo van a leer en el grupo pero has hecho demasiado por mí y nuestra familia por lo que quiero comunicarte estas reflexiones y mis sentimientos de agradecimiento contigo.

Mi amor, gracias por tu compañía. Gracias por tu amor. Gracias por tu comprensión. Gracias por tu entrega. Y a ti señor Jesús, Gracias por habérnosla dado.

Feliz navidad y que el señor te proteja y te colme de bendiciones,

Te quiero.

Rico.

6 comentarios:

Kutty Reyes dijo...

Enrique la verdad que tus palabras me llegaron al alma, salud y mucha vida para ti como gran hombre que eres, por admirar con bondad y nobleza a la extraordinaria mujer que Dios te dio para compartir en esta vida.

Larga vida a los dos

Pedro Genaro dijo...

Enrique, tú eres una persona muy especial y Dios te dio la dicha de tener a una persona igualmente especial a tu lado. Esa alegría de Julia, su afán por servir es algo que siempre tengo presente, y por eso la aprecio tanto como a tí.

Cesar Pinedo dijo...

Luego de leeer tu carta para Doña Julia cualquier comentario sale sobrando.
Besos y abrazos.
Cesar

Enrique Ureña dijo...

Queridos Kutty, Pedro y Cesar, Gracias .
Ustedes conocen a Julia y saben que lo que digo de ella es una fracción de lo que podria decirse.

Melissa Hernandez dijo...

Don Enrique, me ha sacado usted las lágrimas!
No hay mucho que decir después de leer algo tan bello como ésto. Es usted una persona de gran corazón y por eso Dios le premió de la misma forma...
El Senor derrama muchas Bendiciones sobre ustedes!
Un fuerte abrazo!

mr_f dijo...

Don Enrique, apesar del poco tiempo que llevo conociendole en f/64 permitame decirle que es usted un ser humano admirable. Una gran saludo! Siempre visito su blog a ver que nuevo ha publicado... y me encontre con esta linda carta donde demuestra usted su humildad y agradecimiento a esa persona tan especial como lo es su esposa. Felicidades!