
Quizás se pregunten la razón del nombre de este blog. Es una historia larga que trataré de hacerla breve.
A finales del mes de Octubre del año 1999 sufrí un fuerte infarto en mi corazón. Tan severo fue que tuve dos paros cardíacos pero logré sobrevivir. Tan fuerte fue la obstruccción que no hubo forma de desbloquear la arteria obstruida. Mi esposa decidió llevarme a Miami. Pidió una ambulancia aérea y contra todos los augurios pude llegar hasta el Cedar Hospital donde me recibió el Dr. Jiménez, médico dominicano que goza de un gran prestigio. Llegué con los pulmones totalmente congestionados y apenas podía respirar. Allí lograron destaparme la arteria obstruida. Pasé 9 días en cuidados intensivos y luego llevado a una sala normal. Fui examinado por médicos externos que fueron consultados y opinaron que las probabilidades de poderme desconectar de las máquinas que me suministraban los medicamentos, oxígeno, etc. eran muy remotas. Nos hablaron de la posibilidad de que necesitara un trasplante. Sólo nos quedaba orar y pedirle a Dios un milagro. Julia, mi esposa es una persona de una fe inquebrantable y orábamos varias veces al día. Quiso el señor que comenzara a recuperarme y a las cinco semanas me permitieron venir a mi país a pasar la Navidad.
El día 27 de Diciembre tuve que irme de nuevo, esta vez a Cleveland. Los pulmones se me llenaban de líquido y no podía hacer ningún esfuerzo. Todo movimiento me agotaba instantáneamente.
Fui recibido por el Dr. Mario García. Un joven galeno dominicano, de padres argentinos que nació y estudió en Santo Domingo, Cardiólogo de gran prestigio que dirigía el departamento de Imágenes de Cleveland Clinics.
Mi caso seguía siendo muy crítico y fui internado en el piso y área donde estaban los pacientes que esperaban trasplante de corazón. Hablamos sobre este tema y de la posibilidad de iniciar diligencias en España y otros lugares pues allí era muy difícil por no decir imposible un donante. El doctor me dio algunas esperanzas. Me pondría un tratamiento con medicamentos que comenzaría con una pequeña dosis, esta aumentaría gradualmente a medida que lo fuera tolerando. El problema era la tolerancia, pues mi corazón estaba demasiado débil y maltratado. Julia y yo no parábamos de orar, pidiéndole a Dios que realizara ese milagro en mí.
El 31 de Diciembre de 1999 en la noche mi familia estuvo separada. Nuestros hijos aquí, Julia en un hotel y yo en el hospital. Vaya forma de recibir el nuevo milenio.
El día 2 de Enero comenzamos a ver el milagro que estábamos pidiendo. Pude tolerar los medicamentos. Logré soportar los aumentos en las dosis y me fui recuperando. Después de un mes en el hospital y la instalación de un marcapasos y desfibrilador pudimos volver a nuestro hogar. He tratado de hacer la historia lo mas corta posible, pero el calvario fue grande y tortuoso.
El Dr. García me ha dicho que mi caso lo había expuesto varias veces en sendos congresos médicos en diferentes partes del mundo y todos los participantes lo consideraban increible. Un Milagro? No se que usted piensa. Para mí ES UN MILAGRO.
Ya en mi hogar, comenzamos a hacer diligencias para incluirme en listas de solicitantes de trasplantes en España y Holanda pero gracias a Dios hasta el día de hoy no ha sido necesario ni creo que lo necesitaré. Dios hizo un milagro y Dios no hace las cosas a medias. En mi chequeo del tercer año me hicieron una prueba que combinaba la prueba de esfuerzo con ecocardiograma y superé el máximo para una persona sana de mi edad.
Hoy a casi 8 años del evento tengo mi vida completamente normal. Trabajo, practico Golf, Fotografía de naturaleza, Astronomía, y camino a diario 5 kilómetros en 45 minutos .
Mi última gran prueba fue visitar Quito, subir 4,100 metros en un teleférico y luego subir a pie 100 metros adicionales cargando mi equipo fotográfico. Estuve en Galápagos, Lima, Nazca, Cuzco, Machu Pichu, Puno, La Isla del Sol en el Lago Titicaca, estos últimos lugares sobre los 4,000 metros, y en todo lugar realicé intensas caminatas llegando a subir hasta 150 metros con mi equipo fotográfico en la espalda, que incluyendo trípode pesa más de 25 libras. Muchas personas sanas a estas alturas les es casi imposible realizar estas actividades.
Este evento marcó mi vida, pero Dios me dio un corazón nuevo, y desde ese día mis ojos ven todo diferente. Soy más observador, paciente, tolerante, disfruto al máximo las cosas que me gustan y tolero las contrarias. Amo más a mi familia, mi país, mis amigos, mi trabajo, empleados, clientes... y hasta soporto la competencia.
He recibido una nueva oportunidad, la que estoy tratando de aprovechar al máximo, y deseo que este blog sea un reflejo de cómo veo las cosas en esta etapa de mi vida. De aquí el nombre CON LOS OJOS DE UN CORAZON NUEVO.